Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA
(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro
Comentario
Capítulo 72
Trata en este capítulo las grandes crueldades de tanta gente que mataron los rreyes y los saçerdotes del templo, presente el Huitzilopochtli, ydolo de piedra; y, acabadas las crueldades, corónase el rrey y acaban con grande alegría de todos las crueldades ynnumanas contra los ynoçentes
Lebantados de mañana, estaua el çerro todo de arriba abaxo todo enrramado y de muchas rrosas y flores, de todo género de rrosas, los trezientos y sesenta escalones con que subían a lo alto del templo de Huitzilopochtli. Subido Ahuitzotl, se puso frontero del ydolo. Ya se a dicho otras bezes este templo estaua puesto y çerro adonde fueron las casas de Alonso de Abila y Don Luis de Castilla hasta las casas de Atonio de la Mota. En cuadra estaua mirando el ydolo a la parte del sur, llaman los yndios mictlampa, mirando hazia el Marquesado. Y las gentes por las plaças, açoteas, que paresçían moxcas sobre la miel y llegauan las gentes, mirando a los que abían de sacrificar, desde Huitzilopochco hasta el çerro que agora de Nra Señora de Guadalupe y desde la Güerta del Marqués del Balleü hasta la çiudad, se abrían juntado de gentes más de seis u ocho millones, por ser cosa que jamás se bido ni se berá y de tanta crueldad. Subido Ahuitzotl en la piedra del degolladero, paróze luego allí. Luego se puso en el brasero Çihuacoatl con su nabaxón la mano derecha y el rrey Neçahualcoyutl o Neçahualpilli se subió ençima de la piedra llaman Yupico, y el rrey Totoquihuaztli subió çima de la piedra stá frontero del Huitznahuac, con sus nabajones todos quatro, y tras ellos subieron y los saçerdotes subieron todos los que traían figuras de los dioses con sus nabaxones. Se partieron [96v] en dos partes. El que tomó la figura de Huitzilopochtli se subiló su açotea y alto de el templo, y Tlalocateuctli y Quetzalcoatl y Opochtli e Ytzpapalotl, estos an de ayudar al rrey Ahuitzotl, que an de degollar con él y abrir cuerpos todo juntos, y el llamado Apanteuctli y el Çactlamatzin y Tonçi e Yzquitecatl y Chicnauhecatl an de ayudar a degollar con el Çihuacoatl, que an de estar en el cuauhxicalco, y los que an de ayudar a Neçahualpilli en Yupico es el uno Yuhualahua, y al Totoquihuaztli le a de ayudar Coatlycuec ençima del Huitznahuac del tenplo. Y allá amaneçe, no amaneçe, estando cada uno sus lugares, o mataderos, a mejor dezir, los saçerdotes comiençan de tocar las cornetas, son, como es dho, el tecçiztli, un caracol grande o bozina de hueso blanco, que atemorizaua las carnes al lo oya, y golpean juntamente el teponaztli y el atanbor grande llamam tlalpanhuehuetl, y las sonajas (ayacachtli) y golpean el hueso de la tortuga llaman ayotl, y los cuernos de benados aserrados como dientes de perro que dizen chicahuaztli, y esto todos los templos adonde an de degollar. Y estauan los degolladores que estauan las partes de los barrios que llaman Coatlan, Tzonmolco, Apanteuctlan, Yupiico, Molloco, Chililico, Xochicalco, Huitznahuac, Tlamatzinco, Natenpan, Tezcacoac, Yzquitlan, Tecpantzinco, Cuauhquiahuac, Acatlyacapan. Y saliendo salió el sol, comiençan de bixar a los que abían de morir con albayalde (tiçatl) y enplumalles las cabeças y, hechos esto, los suben los altos de los templos y primero en el de Huitzilopochtli y mapan man[?] los que están dedicados a sus manos. Y los quatro an de acarrear a los miserables condenados estauan bixados de negro, ahumados, prietos, bixados de almagro pies y manos, paresçían a los mesmos demonios, solo la bista de ellos estauan a los que los mirauan. Estaua parado el Ahuitzotl, rrey, ençima del tuchcatl, una piedra figurada una figura staua y tenía torçida la cabeça, y sus espaldas estaua parado el rrey y a los pies del rrey degollauan. Arrebatan los tiznados como diablos de los coxedores a uno y tre quatro de ellos tiéndenle boquiarriba estirándolo todos quatro. Llegado el Ahuitzotl, come tierra del suelo, como dezir umillaçión al diablo, con su dedo de enmedio y luego mira a quatro partes del mundo, de oriente a poniente, de norte a sur, el nabaxón la mano, tirando rreziamente los quatro demonios, le mete el nabaxón por el coraçón y, abierto, le ba rronpiendo hasta be el coraçón del miserable penitente, y le saca el coraçón un ymprouiso, lo seña a las quatro partes del mundo, que es el mayor y más abominable crueldad y peccado que se puede cometer a la magestad ymmensa de XesuXo, y luego el Ahuitzotl otro tanto con otro coraçón, una mano casi saltando el coraçón las manos, y luego los coraçones les ban dando a los tlamacazque, saçerdotes, y como se les ban dando coraçones, ellos a todo correr ban hechando en el aguxero de la piedra llaman cuauhxicalli, que está aguxerado una bara en rredondo, que oy día esta piedra del demonio frente de la Iglesia Mayor, y los saçerdotes tanbién, tomando el coraçón las manos, de la sangre ba goteando ban salpicando las quatro partes del mundo. Y abiendo muerto y degollado a muchos miserables, el rrey, por que no se enfríe la sangre, descansa el rrey Ahuitzotl y toma luego el nabaxón del rrey el de la figura de Hui, [97r] el que abía tomado la figura de Huitzilopochtli, hera uno de los saçerdotes. Comiença luego a degollar y abrir cuerpos umanos y sacar coraçones, con tanta crueldad ynhumana. Y estando cansado asimismo el de la figura de Huitzilopochtli, tomó luego otro el nabaxón de Tlaloc, y haziendo la cruel carniçería o cansándose este, bino luego Quetzalcoatl; éste degolló y abrió más cuerpos los otros por ser mançebo dispuesto, menbrudo. Y todos los coraçones yban echando en el chalchiuhxicalco. Cansado éste, tomó luego el nabaxón el Opochtli, saçerdote. Y estos eran los que ayudauan al rrey Ahuitzotl. Y los que ayudauan a Çihuacoatl eran çinco, y por no cansar al letor ni escreuir tantas y tan crueles abominables diabluras hechas y guiadas del mismo diablo Satanás, enemigo del género umano. Cansado Neçahualpilli, tomó el nabaxón otro llamado Mixcuahuac y luego otro llamado Yuhualahua y luego otro Totonquihuaztli. De este ydolo Orneteuctli y su templo estaua el rrey Totoquihuaztli, y así, por su orden, como los otros rreyes. cansándose, luego benía uno de los saçerdotes y començaba a hazer carniçería a corderos ynoçentes. Y estaua ya el templo, açotea y frontera de su altar de Huitzilopochtli que corría la sangre de los ynoçentes que paresçía dos fuentesillas de agua, todo tinto sangre, que Ahuitzotl y Neçahualpilli y Totoquihuaztli y el demonio berdadero, Çihuacoatl, todas estas ynbençiones y crueldades ordenaua, tenían los braços y pechos, piernas, rrostros tintos sangre, que paresçe stauan bestidos de grana, y lo propio estauan todos los templos de Coatlan y Tzonmolco, Tezcacoac y Molloco y Naapateuctli y Tlamatzinco y Tecpantzinco e Yzquitlan y Cuauhquiahuac, la gran plaça Suchicalco y Tecpantzinco y Acatlyacapan, todas estas casas y templos estauan coloradas de la sangre que las paredes tenían, después de les auer a los ydolos untado los labios o las bocas de sangre y las manos luego todas las paredes, que el templo de las monjas llaman çihuateocalli lo propio estaua tinto sangre. Estas monjas llamauan çihuatlamaçeuhque. Eran como treinta de ellas o quarenta moças de buena edad de quinze a beinte años. Serbían se leuantauan después de medianoche todas y con sus escobas barrían el templo de Huitzilopuchtli y todas las gradas hasta abaxo y las rregauan, luego yban a hazer oraçión o umillaçión al Huitzilopochtli, suplicándole les diese un conmodo de serbirle o casarse honrradamente. Y ayunaban a pan y agua cada quatro días por espaçio de un año. Cumplido el año, el saçerdote mayoral miraua el rreportorio del día que cunplió su año de 360 días y el planeta o dios que rreynaua aquel día y semana, por él bía y declaraua de tener bentura de casar con un prençipal rrico, baleroso o capitán o soldado o mercader tratante o labrador, o ser desdichada, todas eran ynbençiones sacadas del demonio, nada berdadero. Tornando a nra ystoria de la carniçería y crueldad de los rreyes, que duró las muertes y cruel carniçería quatro días naturales, estaua ya hediendo la sangre y los coraçones de los muertos porque los cuerpos y tripas lleuauan luego a hechar en medio de la laguna mexicana detrás de un peñol llaman Tepetzinco, y hecháuanlos en un ojo de agua que corre por debaxo de las [97v] benas y entrañas de la tierra, que llaman Pantitlam, que oy día está y paresçe y está a la rredonda estacado de estacas muy gruesas, que allí echauan, quando abía hanbre o no llouía, los nasçidos llaman blancos, que de blancos no been, y a las personas que tenían señales, como dezir cabeça partida o dos cabeças, que a estos llamauan y llaman oy día los naturales tlacaystalli y ontecuezcomayo, porque las cabeças de estos cuerpos ynoçentes las plantauan las paredes del templo de Huitzilopochtli, las tres paredes de dentro.Y quando Don Fernando Cortés, capitán, bino a la conquista de esta Nueua España afirman dos soldados de aquel tiempo aber contado sesenta y dos mill calabernas de sacrificados yndios, de que se quedó admirado y espantado el capitán Don Fernando Cortés. Boluiendo, pues, a nro propósito, estaua la çiudad hediendo de la sangre y muertos y cabeças de los yndios de tziuhcoacas y tamapachcas y tuçapanecas. Y los conbidados enemigos, que eran los de Huexoçingo, Cholula, Tlaxcala, tecoacas, tliliuhquitepecas, Meztitlan y los de Mechuacan, Yopitzinco, heran de nueue pueblos, estauan en el mejor miradero de todos, que estauan lo alto del templo de çihuatecpan, muy escondidos y en muy gran secreto todos los quatro días. A cabo de estos quatro días, dixo Çihuacoatl al rrey Ahuitzotl: "Ya, hijo y señor, an bisto nros conbidados esta onrra de Huitzilopochtli. Es menester que, como enemigos nros son, se bayan y cuenten sus tierras lo que an bisto. Démosles muy preçiadas rrodelas doradas, espadartes de pedernal y nabaxones muy fuertes, mantas muy rricas, a cada beinte bestidos, cada bestido con su beçolera de oro y de esmeraldas y de otras piedras muy rricas, de ánbar claro, de cristal y de otras azules y berdes, con cada beinte trançaderas doradas, con plumería de abes pequeñas rricas, cotaras, pañetes (maxtlatl), que cosa no les falte, y matalotaxe. Y báyanlos a dexar hasta sus términos y lleuen las manos sendos amoxqueadores de pluma muy rrica y debisas, braçeletes con mucha plumería". Dixo Ahuitzotl, rrey, fuese mucho de norabuena. Y dado abiso de ello al mayordomo mayor (Petlacalcatl), traídolo todo ante ellos, fueron personalmente el Ahuitzotl y Çihuacoatl al palaçio y templo de çihuatecpan y, hecha el Çihuacoatl a ellos todos una larga y prolixa oraçión, a los enemigos conbidados, les dan a cada uno conforme está dho, a cada beinte pares de bestidos teros con todo lo demás dho de que los prençipales más abentajados de Huexoçingo, Cholula, Tlaxcalan y Mechuacan, hecho el agradesçimiento, se despidieron, y les dieron a cada diez mexicanos, los pusiesen hasta la rraya de sus términos y tierras. Otro día, después de auer despachado a los forasteros enemigos, hizieron llamar a todos los prençipales mexicanos capitanes y el Ahuitzotl y Çihuacoatl de su mano dio rrodelas, espadartes, diuisas, mantas rricas, braçeletes, beçoleras, orejeras, cotaras doradas y mantas de todas maneras. Acabado los prençipales, ban luego los cuachic y luego los segundos ditados otomis y luego los biexos cuauhhuehuetque y tequihuaques. Acabados estos, se mandaron rrenouar las paredes del tzompanctli, adonde estauan puestas las cabeças de los muertos en los [98r] templos adonde fueron muertos los miserables yndios sin culpa, sólo por el contento que de ello rresçibía el Huitzilopochtli y lleuar almas al ynfierno. Y los dos rreyes, el de Aculhuacan y el de tepanecas, que quedaron a la postre, les començaron a dar bestidos, rrodelas doradas y en medio con medias lunas de oro y piedras de gran balor, mucha y muy rrica plumería, braçeletes de oro esmaltadas, cubiertas de esmeraldas, alrrededor bandas doradas (matemecatl), trançaderas de cuero doradas y los ñudos piedras de mucho balor, beçoleras de oro fino y de piedras muy rricas, orejeras de oro y de piedras rricas. las gargantas de los pies les pusieron cueros dorados con mucha pedrería, cotaras doradas, pañetes, los cabos como caxcabeles de oro fino, frentaleras cubiertas de piedras preçiosas a abos a dos rreyes. Acabados de adornar sus personas, les dan muchas graçias de muy largas oraçiones prolixas, que su prolixidad no atañen a esta obra. Después de esto dixo Ahuitzotl a Çihuaco: "Señor y padre mío, pobres de los mayordomos, alcançen parte de esta fiesta y de estas merçedes". Y así, luego, por mandado de Çihuacoatl, fueron benidos ate él todos y uno a uno les fueron dando tanto y tan cumplido como a los que más, de todo género de cosas, todo a cumplimiento tero de un rrey, fue franqueza grande de Ahuitzotl y Çihuacoatl. Solos abían quedado los saçerdotes de los templos y, llamados por Ahuitzotl, después de les aber hecho Çihuacoatl parlamento, les dieron rropas de mucha estima y balor, saluo rrodelas y espadartes, y para ellos hizo llamar Ahuitzotl a todos los mayordomos les hizo traer a cada çinco cargas de muy rricas mantas, se trujeron para ellos dozientas cargas de todo género de mantas rricas, naguas, hueipiles. Acabados los çaçerdotes, hizo llamar a los mayorales de los barrios, truxesen consigo los balerosos mançebos hizieron presa la guerra de Meztitlan, y asimismo fueron dados rrodelas, espadartes, rropas, no de tanto balor como a los prençipales, sino comunes. Y con esto se acabó la fiesta con baile, areito (y mitote).